martes, 30 de septiembre de 2014

Galifornia: parecidos razonables entre las dos costas oestes

Incrédulos: dícese de aquellos que tildan el noroeste de la península como un cubito de hielo donde no deja de llover. Galifornianos: dícese de aquellos que rompen con los tópicos y encuentran en Galicia el verano en todo su esplendor, en playas de bandera azul y paisajes paradisíacos. Y que sí, que el agua del Atlántico está helada y que si en Galicia tienen unos 70 términos para definir la lluvia “por algo será”. Pero quien avisa no es traidor: los veranillos del noroeste, son Galifornia pura.


 

PARASOL Y CREMA 


Freak-show a lo Venice Beach 


Al igual que Patti Smith le cantó a Redondo Beach y Coutney Love a Malibu, los Siniestro Total le cantaron a Samil (y a las Cíes). Y no, no es baladí. Las playas de Galicia son otra cosa: algunas más salvajes, casi metidas en el monte (o más bien, como recién salidas de él), otras más típicas y tópicas, como la de Samil en Vigo. La vida en la larga Samil (de casi dos kilómetros) gira en torno al paseo, con sus restaurantes, canchas de baloncesto, terrazas e incluso piscinas. Pero más allá de la mole de cemento (que ocupa unas antiguas dunas naturales...), tiene cierto encanto hortera, tan de merenderos a rebosar de gente, de vacaciones de otra época, de neveras repletas de tuppers, de esa playa de familia numerosa, de típico grupete de amigos ejercitándose sin camiseta en un gimnasio improvisado, echando la pachanga al sol o patinando en las pistas del otro lado del paseo. Es otro mundo. No muy diferente del freak show americano (y digo freak show con todo el 'agarimo') de playas como Venice. 


Playas salvajes a lo Big Sur 


Y luego tenemos las calitas, las playas salvajes, las escondidas entre pinares y carballeiras... Esas son las playas “más Big Sur californiano”, como los acantilados de la Costa da Morte. Esta tierra legendaria de mareas violentas se da un respiro en playas como O Rostro (¿quizás uno de los mejores atardeceres de la Comunidad?) o la de Carnota, siete kilómetros en donde encontramos dunas, marismas y un arenal con unas vistazas al Cabo Fisterra. 

Incluso existen playas que son obras de arte. Es el caso de Arealonga cuyo difícil acceso lleva a una recompensa mayor: la playa está situada junto al castro de Baroña, milenios de historia mezclados con torsos al sol. Esto es Galicia. La playa de las Catedrales es arte natural. Las formaciones rocosas invitan (con la marea baja) a pasear entre grutas, cavernas y galerías creadas por la erosión del bravo mar. 

La guapura continúa hacia el sur, hacia las Rías Baixas, con incontestables reinas de la belleza como Melide, dentro del espacio natural de Cabo Home, o la playa de Barra, recogida e íntima, perfecta para tomar el sol completamente desnudos. Pero además de los arenales, la costa gallega está para investigarla, cala a cala. 



Más allá de C(g)alifornia: el toque caribeño 


Las Islas Cíes y las Islas Ons, más que Galifornia son una suerte de Caribe gallego. Se merecen un punto y aparte: se merecen un par de días de exploración, caminata, playa y achicharramiento al sol. Aquí se encuentran las playas más bonitas (como Rodas o Nosa Señora en Cíes; Melide o Pereiro en Ons) aquí el sol pica hasta quemar y el agua congela hasta entumecer las articulaciones (qué se le va hacer, no podía ser perfecto). Recomendamos ser previsores en épocas veraniegas para reservar plaza en ambos cámpings. Pero más allá de playa, lo suyo es patearse las islas, observar la fauna y las vistas al Atlántico abierto o a las rías. Demasiado. 

FAUNA 


Para los noveles en el arte del playeo gallego, avisamos de la existencia de algún que otro ser marino puñetero. No se trata del tiburón blanco de las costas americanas (aunque dudas, "habelas haylas"). En Galicia son más de golfiños (delfines, pero de los otros 'golfiños' también hay) y de fanecas, unos pequeños peces con espinas venenosas en su cabeza que se esconden bajo la arena esperando a que un pie desnudo las pise. Escuece muchísimo. Llevad cangrejeras si el puesto de la Cruz Roja está lleno de bañistas cojos. Y cuidado con las gaviotas. Se han visto especímenes hiper-evolucionados capaces de robar el típico bocadillo de playa con pasmosa facilidad. De hecho, hay testigos de cómo no le hacen ascos ni al mismísimo papel de aluminio. Están organizadas. Se han especializado. Y hay que temerlas. 


DEL 'BEACH CLUB' AL CHIRINGUITO


Existe una leyenda en Galicia, la del 'lobishome', el hombre lobo que se transforma por las noches y recorre los pueblos buscando víctimas. No muy lejos de la realidad, las noches de Galicia transforman a cualquiera. La cultura del disfrute a la luz de la luna es otra cosa. En verano destacan las fiestas en la playa, los chiringuitos con vistas a las rías, los pueblos que se transforman en verano al igual que esos hombres-lobo. Es el caso de Bayona o Portonovo, conocidos por las discotecas que cierran sus puertas al amanecer. No podemos olvidarnos de mitos playeros como Playa Club en la mismísima Riazor, en la Coruña, o geniales lugares donde tomar un cóctel con la brisa atlántica de protagonista como La Vela o el Pénjamo (Vigo y Nigrán, respectivamente). 


ROAD TRIP


Por la costa, de Los Ángeles a San Francisco:


Hazte la ruta de las Rías Altas (de Ribadeo a la Coruña, por ejemplo, con paradas obligatorias en Viveiro y Ortigueira), o la de las Baixas (Muros, Rianxo, Vilagarcía, Cambados, Sanxenxo, Marín, Bueu, Cangas, Moaña, Vigo, Nigrán, Baiona...), playa a playa (y curva a curva). 

El interior, de Los Ángeles a Las Vegas: 


La diferencia es clara: en Galicia esto de los grandes páramos y desiertos no se estila. Tampoco se estila la palmera: se estila el pino, el carballo (incluso el eucalipto), las grandes fragas... No se estila el motel americano, se estila el hostal de pueblo, la casa de piedra, las poblaciones dispersas. Podríamos proponer miles (da para otro tema), pero os recomendamos un trekking hasta la cascada del río Toxa (Bandeira-Silleda), uno de los enclaves más bellos de Galicia, un paseo por el Bosque do Rexo (marcado por las obras de Agustín Ibarrola) o el recorrido de los molinos del Parque Natural del Río Barosa, entre Pontevedra y Caldas de Reis. 


EL ORANGE COUNTY DE LAS RÍAS BAIXAS 


Por tener, Galifornia tiene hasta su propio 'Orange County': la isla de Toralla en Vigo es un promontorio rocoso y privado, donde los grandes casuplones con piscina y con vistas al infinito de la ría (con las Cíes al frente) son los protagonistas. El acceso es solo para vecinos, pero podrás disfrutar de dos pequeños arenales protegidos por muros (más bien lo que protegen son las casas) bastante menos masificados que la playa del otro lado del puente, el Vao. 


LA ISLA-PRISIÓN 


Alcatraz-San Simón. Si San Francisco presume de destino morboso con la isla – prisión de Alcatraz, los gallegos también. Una antigua cárcel, que también fue horfanato y terminó siendo leprosería ocupaba la isla de San Simón: hoy en día, allí se celebra un festival muy riquiño y con mucho gusto (SinSal San Simón) con cartel secreto hasta el momento en que los artistas rasgan la guitarra. La historia de San Simón está tan llena de anécdotas como Galicia entera, con sus templarios, con su batalla de Rande, su invasión inglesa con el capitán Drake dando el grito de guerra, su uso como campo de concentración durante la Guerra Civil... Si a Alcatraz le han dedicado una serie, con San Simón se pueden hacer una saga entera.

SURF 


Hace unos años no existían escuelas de surf en Galicia. Pero sí surfistas que se subían a las tablas en las playas de Patos, Melide, Malpica, Doniños o Frouxeira. Hoy en día las playas se llenan de neoprenos, aletas, tablas de bodyboard, de kite surf y tablones. No es raro encontrarse con surfistas que se hacen la ruta luso-gallega subidos a una tabla y las escuelas de surf empiezan a hacer mella en los más pequeños. Es el caso de la escuela de la playa de Prado en Nigrán (donde el surfista profesional Gony Zubizarreta empezó a cabalgar las olas), la de la vecina Patos o la Oxigeno Surf School, gestionada por la Federación Galega de Sur en colaboracion con Glass Surf Clube. 


¿UN GOLDEN GATE GALLEGO?


Admitimos que esta afirmación puede estar provocada por un cóctel molotov de sensaciones: esa melancólica que invade a cualquiera que visite la Comunidad gallega y tenga que volver, al alejarse en tren o en coche de los paisajes gallegos y el ver cómo las rías y los montes escapardos se desvanecen dando paso a la meseta española... Vamos, la 'saudade' de toda la vida. ¿Es el Puente de Rande el Golden Gate del noroeste? Este puente 'atirantado' une Redondela con Moaña y su aspecto entre la 'brétema' (la niebla marina), puede ser algo así como una estampa sanfranciscana del Golden Gate. ¿Espejismo o realidad? Galifornia. 


FENÓMENO INSTAGRAM 


Que Galicia es Galifonia y California tiene algo de Galicia, no solo lo decimos nosotros: lo grita Instagram. Levantarse un día en la capital pisando cemento y ver estas fotografías de ese mal llamado noroeste lluvioso nuestro, es un zas-en-toda-la-boca. El mismo Zas! Que ha motivado el artículo. Échenle un ojo y pongan rumbo a Galifornia (con suerte, hará buen tiempo).

Fuente: Traveler

lunes, 29 de septiembre de 2014

20 motivos para degustar Macedonia (el país, no el postre)

Las impresionantes vistas sobre el lago Orhid, los caramelos artesanales de los bazares turcos y un vaso de rakia caliente en plena tarde son tres razones de peso para adentrarnos en este singular país de los Balcanes. Con un humor muy peculiar y una adoración descontrolada por las estatuas, los macedonios reciben a los turistas con alegría, entusiasmo y copas de vino de más. Te damos 20 razones para aceptar su suculenta propuesta. 



1) Hay una cosa que debéis saber. Eso de equiparar “macedonia” a una “ensalada de frutas” es algo muy francés, que se desconoce completamente en este país de los Balcanes. Aunque la broma fácil no os servirá, la relación entre el nombre del territorio y el postre es más estrecha de lo que pensamos. 

2) Otra cosa que debéis saber, así de entrada, es que la denominación del país es muy conflictiva. Si le decís a un griego que vais a Macedonia, por ejemplo, os mirará con un profundo recelo y desaprobación (puesto que consideran que eso es una zona de Grecia). Oficialmente, el territorio se conoce como ‘Ex República Yugoslava de Macedonia’ o, en sus siglas en inglés, FYROM. 


3) Los personajes históricos son muy importantes en la cultura macedonia. El aeropuerto lleva por nombre “Alejandro Magno”, y es un homenaje al rey que lideró al país en el siglo IV a.C. En el centro de la ciudad, además, hay una imponente estatua de 26 metros de altura que lo muestra encima de un caballo. 

4) La Madre Teresa de Calcuta también nació y creció en Skopie y su casa está abierta al público. Dentro, se muestran objetos personales de la monja católica, por ejemplo su sari, un libro de oraciones escritas a mano y varios premios recibidos a lo largo de su vida. Muy cerca hay un parque conmemorativo con su nombre, que en realidad era Agnes Gonxha Bojaxhiu. 

5) Pocas palabras definen mejor a Skopie que “multiculturalidad”. La capital ha formado parte de numerosos imperios a lo largo de la historia, incluido el imperio romano, el bizantino y el otomano. No fue hasta 1991 que obtuvo la independencia de Yugoslavia, y hoy en día es un lugar de encuentro entre albanos, rumanos, turcos y serbios. 


6) Esta diversidad cultural se observa en la aglomeración de mezquitas, iglesias y monasterios bizantinos que comparten espacio en la ciudad. Una de las más impresionantes es la mezquita de Mustapha Pasha, construida en el siglo XV. 

7) Los edificios de Skopie, no obstante, son mucho más modernos de lo que parecen. El 26 de julio 1963, un terremoto acabó con el 75% del patrimonio. Una de las construcciones que sobrevivió al seísmo fue la antigua estación de ferrocarriles, cuyo reloj se paró en el momento exacto y todavía hoy marca la hora del terremoto: las 5.17 de la mañana. 

8) Es en el centro histórico dónde parece que el tiempo se haya parado: panaderos trabajando por la tarde, tiendas de caramelos artesanales y hombres jugando al ajedrez en medio la calle forman una imagen muy alejada del estrés de la vida contemporánea. 


9) Muy cerca, la impresionante fortaleza de Kale ofrece excelentes vistas sobre la ciudad. Fue construida con bloques de piedra de la antigua ciudad romana de Skupi, de donde la ciudad actual toma el nombre. 

10) Por otro lado, el Gran Bazar es uno de los lugares con más encanto de la capital –y uno de los más grandes de Europa- y mantiene el espíritu de un auténtico mercado otomano, que lleva más de cien años abierto. 

11) No obstante, el gran símbolo de Skopie sigue siendo el puente de piedra Kamen Most, que también aparece en la bandera de la capital. Construido en el siglo XV, une el caso antiguo con la parte más moderna. 

12) Pero dejemos Skopie para descubrir otros lugares del país. En el sur encontramos a Bitola, antiguamente conocida como la “Ciudad de los Cónsules”. Aquí se juntan casas con fachadas de colores con tranquilos paseos y mezquitas turcas. La calle peatonal de Sirok Sokak es el mejor lugar para tomar un café y ver a la gente pasar. 


13) Los que prefieran las compras pueden ir hasta el bazaar de Bitola, originalmente construido en el siglo XV, o al bezistan, que es el bazar cubierto y ofrece centenares de productos para todos los gustos. 

14) Pero si hay un lugar indispensable en Macedonia, ese es Orhid. El intenso azul del lago, la tranquilidad de las calles empedradas y la impresionante iglesia San Juan Kaneo erigida sobre un acantilado son razones más que suficientes para dedicarle una semana entera. Muy cerca, el pueblo de Struga también merece una visita. 

15) Otra de las postales más típicas de Macedonia es la de un convento que sobresale de un lago de color verde. Se trata de la curiosa iglesia de San Nicolás, en el parque Nacional de Mavrovo, que se convertirá rápidamente en la fotografía ideal para los fans de la serie Les révenants. En invierno, el lago se hiela y la iglesia se recubre de nieve. 


16) La mejor manera de moverse entre ciudad y ciudad es con “taxi”, aunque también hay autobuses que conectan los principales centros. Pongo “taxi” así, entre comillas, porque mucha gente se dedica a ser taxista sin serlo, y son capaces de llevar hasta seis o siete personas en el mismo coche por un precio más que razonable. ¡Bienvenidos a los Balcanes!

17) Pero pasemos ya a la gastronomía. Muy influenciada por las especialidades turcas y griegas, también contiene rasgos típicos de los Balcanes. Uno de los indispensables es el Burek, que es una empanada con queso y carne picada o vegetales. 

18) Como todo país de la zona que se precie, la bebida favorita es el rakia, un fuerte licor parecido al brandy que se obtiene a partir de ciruelas. Muchas familias lo preparan directamente en su casa, y acostumbran a tomarlo antes o después de las comidas. ¿El mejor? El rakia caliente cuando hace frío. 


19) Para acompañar esta fuerte bebida no hay nada mejor que la shopska, una ensalada con queso fresco y tomate. También es muy habitual disfrutar de las comidas con yogur líquido, que se utiliza en diversos postres y salsas. 

20) La cerveza skopsko y el vino Tikvesh, por otra parte, son dos de las bebidas más valoradas. Las bodegas de Tikvesh se pueden visitar, en una ruta que nos lleva hasta fantásticas zonas de viñedos y montañas. Si visitas su web y dices que tienes menos de 18 años, te redireccionan directamente a la página de Disney. ¡Típico humor macedonio!

Fuente: Traveler

jueves, 25 de septiembre de 2014

¡Géiser va!

¿Un mal día de trabajo? ¿Un disgusto? No pasa nada: hasta la madre naturaleza necesita desfogarse. A lo largo y ancho de su extensión, el planeta se toma respiros en forma de géiseres sorprendentes, desde los que invitan a un baño en los Andes hasta los que juegan con el hielo y el fuego en Islandia. Estos son algunos de los chorros de agua caliente más llamativos del mundo. 


01 Un bosque de columnas de vapor

GÉISERES DEL TATIO (CHILE) 



Al pensar en Sudamérica, siempre pensamos en los grandiosos picos de los Andes, pero poca gente sabe que esta colosal cordillera alberga el tercer mayor campo de géiseres del mundo y el que está a mayor altitud. Entre las nubes, a unos 4.300 metros sobre el nivel del mar, el campo del Tatio reúne 64 surtidores activos y un centenar de fumarolas efervescentes, en uno de los entornos más asombrosos del mundo. Ninguno erupciona a muchos metros de altura, pero los visitantes se quedan admirados al contemplar la enorme belleza de las numerosas columnas de vapor que se condensan en el aire glacial del amanecer. Los chorros de vapor se arremolinan y envuelven al visitante semejando una imagen del infierno, y todo ello en medio de un frío glacial y entre silbidos, como si fuera una reunión de teteras. Una red de fuentes termales, ideales para el baño, lo hacen aún más tentador. 

De San Pedro de Atacama salen circuitos a las 4.00 que recorren los 95 kilómetros de distancia. Hay que abrigarse y llevar una toalla. La administración de esta zona corre a cargo de los indígenas atacameños. También se puede alquilar un vehículo en San Pedro o en Calama. 

02 Un auténtico chorro de agua fría

GÉISER DE ANDERNACH (ALEMANIA)



Alemania es famosa por muchas cosas aunque no precisamente por sus géiseres. Pero los tópicos engañan porque aquí, concretamente en Aachen, están las fuentes termales más cálidas de la Europa continental, a unos abrasadores 74 grados. Otro hito: en la pequeña ciudad de Andernach, en la orilla derecha del Rin, provincia occidental de Renania-Palatinado, está el mayor géiser de agua fría del mundo, que se dispara inquebrantable hasta los 60 metros de altura gracias al dióxido de carbono y es una fuente de orgullo de los vecinos de Andernach. 

Desde Frankfurt hay trenes a Andernach (a 132 kilómetros) que siguen la ruta del Rin, una de las más bonitas de Alemania. 

03 Alivio para islas en tensión

GÉISER DE SHIKABE (JAPÓN) 



Japón está inundado de onsens, los tradicionales baños termales. Esta es una tierra geotérmica (las mismas fuerzas que hacen emerger las fuentes termales se manifiestan en forma de volcanes y terremotos), pero para ser una zona tan activa el número de géiseres es escaso; no más de cuatro. En el pueblo pesquero de Shikabe, en la esquina sureste de la prefectura de Hokkaido, hay un orificio pequeño y precioso a pocos metros de la orilla del mar, que erupciona cada diez minutos mientras los visitantes disfrutan en las fuentes termales aledañas. 

Shikabe está a 45 kilómetros de Hakodate, que tiene aeropuerto. El trayecto en tren dura una hora. 

04 País de géiseres

GÉISER POHUTU (NUEVA ZELANDA) 



Cuando los géiseres eran géiseres, Nueva Zelanda presumía de tener el mayor del mundo. El Waimangu tuvo una vida corta pero intensa: en solo cuatro años de actividad, a principios del siglo XX, arrojó chorros humeantes de hasta 300 metros de altura. Waimangu está a 20 minutos al sur de Rotorua y pasear por la zona permite ver espectaculares accidentes termales y volcánicos, como el Inferno Crater Lake, o el Frying Pan Lake, la mayor fuente termal del mundo. 

El país aún presume de tener casi el 10 por ciento de los chorros en activo del planeta (todo un récord para un país pequeño), y los mejores en el Valle Termal de Whakarewarewa. Esta zona geotérmica, cerca de Rotorua, reúne más de sesenta chimeneas, siete de ellas todavía en activo. El Pohutu es la joya de la corona y cada hora libera un feroz chorro de 30 metros. La zona es además uno de los principales centros de la cultura maorí. Los propios aldeanos maoríes son los encargados de guiar al viajero y hablarle de su forma de vida y del significado de las pozas burbujeantes, las terrazas de sílice y los géiseres que, aunque inaccesibles desde el pueblo, se ven fácilmente desde varios puntos estratégicos. 

Para acceder al Pohutu hay que ponerse en contacto con el Te Puia New Zealand Maori Arts and Crafts Institute, a las afueras de Rotorua. 

05 Un valle salvaje y explosivo

VALLE DE LOS GÉISERES (RUSIA)



Kamchatka es una península salvaje y aislada en el extremo este de Rusia, al norte de Japón y más cerca de Alaska que de Moscú. Se extiende a ambos lados del Cinturón de Fuego del Pacífico, lo que da lugar a grandes berrinches tectónicos. El valle de los Géiseres, accesible solo en helicóptero, no se descubrió hasta 1941, pero es el segundo campo geotérmico más grande del mundo con más de noventa chorros en 6 kilómetros de desfiladero. Un signo de su inestabilidad es que en 2007 un deslizamiento de tierra cubrió dos tercios del valle: muchas chimeneas quedaron bloqueadas, pero no la mayor (Velikan, el gigante). 

El valle de los Géiseres forma parte de los volcanes de Kamchatka, protegidos por la Unesco. Se llega vía Petropavlovsk-Kamchatsky, la única ciudad en esta península salvaje. 

06 Termas entre leones y elefantes

LAGO BOGORIA (KENIA)



Leones, leopardos, elefantes, búfalos y rinocerontes son los auténticos protagonistas de Kenia. Sin duda, los safaris son un gran negocio, pero ¿conseguirán serlo también los circuitos de géiseres? En el valle del Rift de Kenia, al norte del ecuador, está el salado lago Bogoria, poco profundo y de 35 kilómetros de largo, en una zona de orígenes volcánicos. El lago alberga la población más grande del mundo de flamencos enanos y es el mejor rincón del país para ver al gran kudu, pero esta reserva protegida es además rica en géiseres. Se han localizado 18 chorros que, junto a numerosas fuentes termales, son famosos por sus propiedades terapéuticas. En las fuentes suele haber algún que otro turista keniata, pero muy pocos extranjeros llegan hasta aquí, lo que resulta muy placentero. Se puede explorar la reserva a pie o en bici, aunque es mejor mantenerse apartado de la pequeña población de búfalos. Hay que entrar en el parque por la puerta Loboi para llegar directamente hasta las fuentes termales. 

El lago Bogoria está 260 km al norte de Nairobi. En el Lake Bogoria Hotel se disfruta de las propiedades rejuvenecedoras de las aguas termales. 

07 Entre el hielo y el fuego

GEYSIR Y STROKKUR (ISLANDIA) 



En los albores del turismo de géiseres, quienes visitaban la atracción estrella de Islandia estimulaban las erupciones arrojando objetos extraños a la chimenea, y claro, el chorro que dio nombre a todos los géiseres enfermó. Las columnas se fueron reduciendo hasta que, en 1916, el Geysir dio su último estertor. Pero la actividad volcánica lo ha reavivado, aunque ahora Haukadalur tiene otro protagonista, su hermano menor, el Strokkur, que se ha convertido en una celebridad gracias a su actividad frecuente; erupciona cada ocho minutos, suficiente para evitar que los turistas impacientes lo obstruyan con porquerías. Los géiseres son solo una de las manifestaciones volcánicas: a veces el agua sale a la superficie en forma de manantiales, piscinas y ríos termales que se convierten en magníficas piscinas geotermales y spas. Los más bonitos son los baños naturales de Mytvan y la Laguna Azul. 

Los circuitos al Geysir forman parte de la ruta Golden Circle, junto a las cascadas de Gullfoss y al histórico Parlamento de Þingvellir. También es fácil llegar por tu cuenta en coche conduciendo 125 kilómetros desde Reikiavik. 

08 Géiseres salvajes

PANGALU (PAPÚA NUEVA GUINEA) 



¿Cuál es la capital de Papúa Nueva Guinea? Buena pregunta. Pocos países resultan todavía tan desconocidos como este, un estado poco desarrollado y uno de los últimos rincones por explorar. Pertenece también al Cinturón de Fuego del Pacífico, donde las erupciones volcánicas, los terremotos y los tsunamis son frecuentes. Sí, también hay géiseres. A mitad de camino por el lado este de la península de Willaumez, en la céntrica isla de Nueva Bretaña, el campo geotérmico de Pangalu exige algo de esfuerzo para llegar, pero hay una buena recompensa en forma de fuentes termales, pozas hirvientes, fumarolas, pozas de lodo y un montón de pequeños géiseres. 

La capital de Papúa Nueva Guinea es Port Moresby. Las islas tienen un clima tropical, pero de mayo y octubre se considera estación seca. 

09 Los géiseres del oso Yogui

STEAMBOAT (YELLOWSTONE, EE UU) 



En realidad, el famoso parque nacional de Yellowstone está en la caldera de un súper volcán, lo que le da una ventaja cuando se trata de grandeza geotérmica. Alberga alrededor del 50% de los géiseres activos del mundo, entre ellos algunos de los más famosos, como el fiable Old Faithful, y también el más grande, Steamboat, aparentemente amable y ubicado en la cuenca del géiser Norris. Aunque lanza chorros de hasta 90 metros, no erupciona con mucha frecuencia, pues entre un gran chorro y otro pueden llegar a transcurrir cincuenta años; tampoco pueden predecirse erupciones menores. Se encuentran en la Upper Geyser Basin, la mayor densidad de fenómenos geotérmicos del parque. Algunos preciosos como el Grand Prismatic Spring, la fuente termal más bonita, están en la Midway Geyser Basin. 

Yellowstone abre todo el año. En temporada alta se llena; en otoño hay menos gente, pero puede nevar, y mucho. 

10 Los inalcanzables

TRITÓN (LUNA DE NEPTUNO) 



Está a más de cuatro mil millones de kilómetros de la Tierra, no es fácil llegar, pero Tritón, la luna de Neptuno, despide ráfagas tremendas, como las de un reactor. En 1989, la misión espacial Voyager 2 captó imágenes de plumas gaseosas de nitrógeno lanzadas a más de ocho kilómetros de la superficie que arrojaban residuos de polvo a más de 150 kilómetros de distancia; el géiser más grande de nuestro planeta, el extinto Waimangu (Nueva Zelanda), subía a 300 metros. Más cerca de casa, los científicos creen que en Marte hay erupciones similares, pero nadie las ha visto. Solo hay que presentarse voluntario a la NASA para ser el primero. Hasta entonces, se puede hacer un circuito guiado por algún observatorio importante, como los de Paranal o La Silla en Chile (www.eso.org) o como lo más cercanos de Calar Alto, en Almería, Roque de los Muchachos, en La Palma, el observatorio del Teide en Tenerife o el de Sierra Nevada, en Granada.

Fuente: El Viajero

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Los castillos más bonitos de Europa

Los mejores castillos del mundo, o al menos los más bonitos, están en lugares increíbles. Encima de montañas, junto a lagos, en islas, rodeados de vegetación, se reflejan en el agua… y todos, por más diferentes que sean, tienen la capacidad de hacer soñar al que los visita. 


Si no tienes planes para tus vacaciones o necesitas ideas, ¿qué te parecería hacer una ruta en coche por los castillos más bonitos de Europa? Es una idea estupenda y una buena manera de disfrutar del tiempo libre. Así que sigue leyendo, porque aquí van 13 fortalezas, palacios y castillos que te darán ganas de salir volando. 


Castillo de Bran, Rumanía

 
Por si no fuera suficiente con sus tejados rojizos, la vegetación frondosa que lo rodea y un paisaje, nunca mejor dicho, de cuento, el Castillo de Bran está rodeado por un halo de misterio. Esta fortaleza medieval en Transilvania (Rumanía) es uno de los lugares más visitados del país por la leyenda que lo vincula al Conde Drácula. Realmente, este personaje histórico tenía su residencia en otra fortaleza, pero esto no ha impedido la gente lo siga llamando “El castillo de Drácula”. Así que no te asustes y déjate llevar por el encanto medieval de Bran. 


Castillo de Eilean Donan, Escocia, Reino Unido

 
Pese a su tamaño reducido, el castillo de Eilean Donan es el protagonista de muchísimas postales y fotografías que se hacen los turistas en Escocia. Construido sobre un islote y conectado con la tierra por un precioso puente de piedra, cuando la marea sube se refleja en el Loch Duich como si de un espejo se tratara. Su aspecto actual es fruto de la restauración a la que fue sometido por el clan MacRae a principios del siglo XX. Y es tan bonito que ha salido en varias películas de Hollywood como la mítica “Los Inmortales” o “Braveheart”. 


Alcázar de Segovia, España

 
Quien piense que en España no tenemos castillos de postal se equivoca, y mucho. El Alcázar de Segovia es la prueba que confirma que la península es tierra de fortalezas y palacios que no tienen nada que envidiarles a los de nuestros vecinos. Este monumento se alza sobre un cerro y domina el paisaje con elegancia. Y no es de extrañar que durante la Edad Media fuera la residencia favorita de los Reyes de Castilla. No te vayas sin visitar la Sala del Trono ni la de las Piñas. 


Castillo de Chillon, Suiza

 
A orillas del Lago Leman y en un entorno espectacular, el Castillo de Chillon hunde sus cimientos en un fuerte de la Edad del Bronce y lleva ocupado más de 10 siglos. Ha sido el hogar de varias casa reales y sirvió de inspiración al poeta inglés Lord Byron, con su aspecto de postal. Está muy cerca de la ciudad de Montreux y cualquier visita a esta fortaleza es como un viaje al medioevo. 


Castillo de Neuschwanstein, Alemania

 
El castillo de Neuschwanstein (significa “Nuevo Cisne de Piedra” en alemán) es famoso además de por ser la inspiración para el castillo de la Bella Durmiente de Disney, por ser el capricho de Luis II de Baviera, “el rey loco”. Pese a su aspecto medieval, es de finales del siglo XIX y su estilo a medio camino entre la fortaleza neo románica y el palacio neogótico es un delirio de torres y muros que se funden con las montañas y lagos que lo rodean. Está bastante cerca de Múnich, así que si estás por la zona no te lo pierdas. 


Castillo de Trakai, Lituania

 
Los castillos en el agua tienen una capacidad de fascinarnos infinita. El de Trakai, en Lituania, no podía ser menos, con su ubicación privilegiada en medio de un lago y rodeado por bosques. Esta fortaleza de ladrillo rojo sustituyó en el siglo XV al castillo original y durante años sufrió los azares del tiempo, la historia y las guerras… hasta que, finalmente, en el siglo XX se reconstruyó para darle la apariencia actual. Más bonito imposible. 


Castillo de Egeskov, Dinamarca

 
El castillo de Egeskov es la fortaleza renacentista mejor conservada de Europa y es una gema. Increíblemente hermoso por dentro y por fuera, se alza junto a un lago y la leyenda cuenta que para construir sus cimientos se necesitó un bosque entero de robles. Quizás por eso el nombre del castillo significa “Bosque de Robles” en danés). Sea como fuere, esta fortaleza de ladrillo rojo y torres cónicas parece que siempre esté posando para una foto. 


Castillo de Belmonte, Cuenca, España 


Elevada sobre el cerro de San Cristóbal a las afueras de la villa de Belmonte, esta fortaleza robusta controla el paisaje siempre dorado. Es singular por su excelente estado de conservación y porque su aspecto exterior sigue siendo casi el mismo que tenía cuando se construyó en la segunda mitad del siglo XV. El castillo de Belmonte es una fortaleza palacio que cualquiera debería explorar. Y más si tu visita coincide con laguna de sus recreaciones medievales o incluso con el Pasaje del Terror que lo toma algunos días de agosto. 


Castillo de Bodiam, Inglaterra, Reino Unido 


En los cuentos los castillos tienen un foso profundo lleno de agua y, a veces, cocodrilos. Y a juzgar por las fotos del Castillo de Bodiam, este podría ser perfectamente el escenario de nuestra historia favorita. Se trata de una fortaleza cuadrangular austera y capaz de ahuyentar al enemigo más pesado. Como en la mayoría de los casos, en el siglo XVI fue abandonado y se convirtió en una ruina hasta que Lord Curzon lo restauró y legó al National Trust en 1926. 


Castillo de Lichstenstein, Alemania 


El castillo de Lichstenstein, cerca de Stuttgart, es una preciosidad encaramada a una roca en los Montes Suabos. Lo que hoy podemos admirar, con su aspecto elegante y cuidado, es fruto de la reconstrucción neogótica sobre los restos de una fortaleza medieval que estaba en el mismo lugar. El nombre de Lichstenstein lo sacó el duque Guillermo de Urach de una novela romántica. Verlo en primavera es un espectáculo. 


Castillo de Chenonceau, Francia

 
El Valle del Loira es uno de los mejores lugares del mundo para ver castillos. Hay muchísimos y todos rivalizan en belleza, grandiosidad y, por supuesto, lujo. Pero nosotros esta vez nos decantamos por el castillo de Chenonceau. Lo único que queda de la fortificación medieval original es la Torre de los Marques, mientras que el resto se edificó a principios del siglo XVI en un estilo palaciego mucho más apropiados para los tiempos. El castillo de Chenonceau es conocido como “el castillo de las mujeres” por la huella que dejaron en él las nobles que lo construyeron, residieron en él o lo poseyeron como por ejemplo Diana de Poitiers, Luisa de Lorena-Vaudémont o la misma Catalina de Médicis. 


Castillo de Hohenwerfen, Austria

 
El castillo de Hohenwerfen también trepa por la montaña hasta situarse en su cima y, orgulloso, dominar la zona. Esta fortificación de grandes dimensiones está en la ribera del río Salzach, cerca de Salzburgo y sus orígenes se remontan al siglo XI como parte de la línea defensiva de esta zona de Austria. Está rodeado por los Alpes y parece inexpugnable. Tanto es así que se usó como cárcel. Hoy se puede visitar casi en su totalidad, incluida la cámara de tortura y su Museo de Marionetas. 


Ashford Castle, Irlanda

 
Este castillo medieval situado en el condado de Mayo en Irlanda es uno de los más bonitos de toda la Isla Esmeralda. La fortaleza, que es más un palacio que otra cosa, está a orillas del lago Corrib y se construyó en el siglo XIII para una familia anglonormanda. Ya en el siglo XVIII cayó en manos de los Guinness, que lo vendieron en 1945. En la actualidad el castillo de Ashford es un lugar de fantasía en el que puedes pasar una noche o más, ya que es un hotel de cinco estrellas de primer nivel. 


Fuente: Skyscanner