Se acerca la primavera. Es el momento de disfrutar del esplendor de los jardines. Estos son algunos de los más impresionantes:
1. Jardín Keukenhof, Holanda
Rojo, amarillo, rosa… En el mayor jardín de Europa,
reconocido por cultivar los tulipanes tan característicos de Holanda,
los colores inundan el paisaje. El Jardín Keukenhof, en las localidades de Lisse y Hillegom, se extiende a lo largo de 32 hectáreas donde conviven más de siete millones de tulipanes, narcisos, jacintos y bulbos en flor en un entorno plagado de lagos, molinos antiguos y fuentes.
El significado de Keukenhof («Jardín de la cocina») se
atribuye a la noble Jacqueline de Baviera, a quien pertenecían los
terrenos que rodeaban el castillo de Teylingen, porque al pasear por
ellos los olores le recordaban a las especias que se utilizaban en la
cocina de su palacio. Después de su muerte, los nuevos propietarios, el
barón y la baronesa Van Pallandt, encargaron en 1840 a famosos
paisajistas el diseño del parque. El resultado, espectacular. Utilizando
las flores como eje central e inspirándose en el estilo de los jardines paisajísticos ingleses,
dividieron el parque en cuatro zonas: Pabellón Oranje Nassau, Pabellón
Willem Alexander, Pabellón Reina Beatriz y Pabellón Reina Juliana.
Actualmente, el Jardín Keukenhof es uno de los parques primaverales más bellos del mundo que se puede visitar todos los días desde el 20 de marzo hasta el 18 de mayo.
En los pabellones podrá contemplar más de treinta
exposiciones de plantas y flores y descubrirá numerosas obras de arte
expuestas entre las flores.
Sus 15 kilómetros de senderos invitan a pasear y relajarse
con el colorido de los tulipanes, aunque existen más posibilidades. Si
quiere que la experiencia sea inolvidable, recorra en bicicleta los
campos de bulbos que rodean Keukenhof, navegue por los canales en la «barca de los susurros»
-una pequeña embarcación eléctrica- o sobrevuele Keukenhof desde un
avión Dakota para contemplar desde las alturas el paraíso multicolor.
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Cita en Ámsterdam: Por tercer año consecutivo el Museo van
Loon y la paisajista Saskia Albrecht organizan los “Tulip Days” de
Amsterdam. El fin de semana del 3 y 4 de mayo un total de 15 jardines,
mayoritariamente privados, abrirán al público y harán las delicias de
los amantes de esta flor.
2. Las Pozas de Xilitla o el Jardín Escultórico de Edward James (México)
En plena selva de la Sierra Madre Oriental, en México, se esconde el Jardín Escultórico de Edward James,
un paraje mágico que combina la belleza de la naturaleza con los sueños
surrealistas de un hombre excéntrico. Una mezcla que cautiva a
cualquier turista e invita a soñar y delirar por la fusión entre
realidad e imaginación.
La historia comienza en 1944 cuando Edward Frank Willis James -millonario, poeta, escultor y mecenas
ligado al movimiento surrealista- llega a México con un gran proyecto
en su mente: construir el Jardín del Edén. En Xilitla, en lo alto de la
Sierra Huasteca, encuentra el espacio perfecto para entrelazar la
exuberante vegetación de la selva tropical con sus construcciones
surrealistas. Un paso hacia un mundo de ensueño mezclado entre cascadas y
pozas.
Edward James, uno de los mecenas de Dalí, recreó este lugar de fantasía con construcciones escultóricas sorprendentes como
la escalera hacia al cielo -formada por 33 peldaños que simulan ser
teclas de música y no llevan a ninguna parte- o las manos del gigante.
El jardín más insólito, fantástico y surrealista del mundo.
3. Jardines de Suzhou, China
En la ciudad de Suzhou, en la provincia de Jiangsu (China),
los jardines son la seña de identidad. Su belleza fue reconocida por la
Unesco y están considerados Patrimonio de la Humanidad.
La mayor parte de los jardines pertenecían a casas
particulares y recrean paisajes en miniatura con elementos naturales
como las rocas, las plantas y el agua. En Suzhou se pueden encontrar
actualmente nueve jardines que
enamoran por su cuidado diseño y belleza. El más extenso y
representativo es el Jardín del Administrador Humilde, que abarca un
área de 50.000 m² donde predomina el agua que convive con árboles
centenarios, bambúes verdes y flores para reflejar el estilo
arquitectónico de los jardines de la dinastía Ming.
El Jardín Liuyuan, el Jardín en Búsqueda de Maestro o la Villa Montañosa Huanxiu representan en sus paisajes cómo eran las construcciones durante la época de las dinastías Ming y Qing y muestran con su diseño esmerado y preciso la importancia de la naturaleza en la cultura china.
4. Versalles, Francia
El Palacio de Versalles
nos traslada a la época de esplendor de la monarquía francesa, a la
majestuosidad, a las pelucas y los bailes de salón, pero hay más.
Alrededor del gran Palacio se encuentra uno de los entornos más
impresionantes del mundo: los jardines de Versalles. Un espacio de 800 hectáreas plagado de fuentes, esculturas, cuevas y parques
que reflejan el sello personal de Luis XIV, que en 1661 encargó a
varios arquitectos la ampliación de los jardines del palacio.
Los más de treinta estanques y cincuenta fuentes muestran
la importancia del agua en el diseño. El sonido acuático nos acompaña a
lo largo de los distintos caminos que nos trasladan, por ejemplo, a
L’Orangerie, el invernadero de naranjos de Versalles, con más de 1.000
árboles o nos guía por el Gran Canal, el enorme estanque con forma de
cruz de 1.500 metros de largo y 62 metros de ancho, que ofrece una
visión hacia el infinito y está flanqueado por estatuas, arbustos y
árboles.
En la zona conocida como «El dominio de María Antonieta»,
además del castillo del Gran Trianon, se puede contemplar el castillo
del Pequeño Trianon, regalo de Luis XVI, rodeado de un jardín francés
con su capilla y el pequeño teatro de María Antonieta, el jardin inglés
con el Belvedere, el templo del amor y el caserío de la Reina.
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5. Jardines Butchart, Canadá
La belleza de los jardines Butchart tiene nombre femenino. En 1904, Jennie Butchart decidió embellecer la antigua cantera de piedra caliza abandonada
que había explotado su marido para la producción de cemento en su
fábrica. Empezó poco a poco. Primero unas plantas, luego unos rosales y
así, sin parar, creó uno de los jardines más bellos y coloridos de
Canadá, en Brentwood Bay.
Los cinco jardines, entrelazados por distintos senderos, muestran más de 700 variedades de plantas que
forman un impresionante espectáculo cromático que varía sus tonalidades
según la temporada del año. En el Jardín Japonés, las amapolas azules
del Himalaya, los arces japoneses y las hayas reflejan el mundo
asiático. En la antigua pista de tenis se encuentra el Jardín Italiano
cuyo eje central es un gran estanque flanqueado por coloridas flores. En
el Jardín de las Rosas, donde no falta su pozo de los deseos,
las más de 300 especies de rosas reflejan el amor de Jennie Butchart
por estas plantas, auténticas protagonistas en verano por su variedad de
color y fragancias. El Jardín Mediterráneo y el Jardín Hundido,
situado en la parte más baja de la antigua cantera, completan las 55
hectáreas de extensión que desde hace un siglo cautivan a miles de
visitantes.
6. Jardines del Generalife, Granada
En la lista de los jardines más bellos del mundo no puede
faltar uno de los más impresionantes y emblemáticos de España: los
jardines del Generalife, en Granada. Un lugar donde la vista se pierde entre la arquitectura árabe nazarí, los jardines ornamentales y el agua, elemento fundamental, que baila con aire andaluz por las fuentes y surtidores.
El Generalife, villa de los reyes musulmanes, está situado
fuera de las murallas de la Alhambra, en la colina el Cerro del Sol. Se
accede por los Jardines Nuevos y el Paseo de los Cipreses, donde antes
se encontraban las huertas que en 1930 se transformaron en jardines. En
el interior, el tiempo se escurre al contemplar los magnolios en los Jardines Altos o la Escalera del Agua.
En el Patio de la Acequia, el corazón de la Huerta del Generalife, dos
hileras de surtidores hipnotizan a los visitantes con el cruce de sus
chorros de agua y el Patio del Ciprés de la Sultana, donde cuenta la
leyenda que la esposa de Boabdil se encontraba con un caballero
vinculado a la familia del sultán, destaca por su vegetación y su
carácter romántico.
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7. Jardines de la Isla de Mainau, Alemania
«En la Isla de las Flores las mariposas vuelan libres, los papagayos
lucen vistosos colores y las palmeras bailan al son de la brisa». Esta
frase parece el inicio de un cuento fantástico pero es una descripción
exacta de un paraje fantástico junto a la cordillera de los Alpes. En el
Lago de Constanza (Alemania) se encuentra la Isla Mainau o Isla de las Flores que alberga una exuberante vegetación gracias al microclima mediterráneo
de la zona. Al recorrer sus jardines descubrirá más de 1.200 especies
de rosas, una escalera de piedra por la que se desliza el agua y está
flanqueada por flores multicolores, el invernadero de palmeras por el
que pasean aves exóticas, la colección de orquídeas o la Casa de las Mariposas en
la que revolotean más de 25 tipos de mariposas. Un detalle curioso: una
vez al año este fantástico entorno floral se convierte en la isla de la
inteligencia porque en el palacio barroco allí erigido se reúnen los
premiados con el Nobel.
8. Jardín de la Especulación Cósmica, Escocia
¿Se imagina un jardín basado en la combinación de las
matemáticas y la ciencia con la naturaleza? Si tiene curiosidad por
conocer este paraíso terrenal debe viajar a Escocia y visitar Portrack House (Dumfries) donde se encuentra el Jardín de la Especulación Cósmica diseñado en 1989 por el arquitecto y paisajista norteamericano Charles Jenks y su esposa Maggie.
Olvide los tradicionales parques, piérdase por los senderos de este microcosmos y déjese sorprender por las piezas del rompecabezas y la imaginación de sus creadores.
Las distintas esculturas y piezas que salpican el jardín
tienen contacto directo con los enigmas del mundo. Por ejemplo, «El
montículo del caracol» está basado en los números de Fibonacci; «La cascada del universo»
representa con sus escalones cómo se formó el universo; las figuras de
ADN entrelazan con nuestro pasado y el puente en espiral
“Cielo-Infierno” muestra la interrelación entre el bien y el mal. Un
jardín muy metafísico y personal.
Un dato a tener en cuenta: el jardín no es público pero abre algunos días del año. Por ejemplo, el 4 de mayo.
9. Jardín Tropical Nong Nooch
Orquídeas, bromelias, palmeras, buganvillas, bonsais, jazmines… El jardín tropical Nong Nooch es una explosión floral que comenzó su aventura en 1954, cuando el señor Pisit y la señora Nong Nooch compraron una finca en Pattaya, Tailandia,
para plantar árboles frutales. De pronto, un viaje de la pareja
transformó su concepción de la naturaleza y decidieron crear un jardín
de plantas ornamentales y flores.
Con el paso de los años se ha ampliado el número de
jardines -francés, europeo, de cactus, de orquídeas...- que enriquecen
el paisaje hasta convertirlo en uno de los lugares más turísticos de
Asia. Además de la belleza floral, se realizan actividades y espectáculos con elefantes tailandeses, uno de los animales más representativos de la zona.
El sueño del siglo pasado se ha convertido en una enorme plantación de especies nativas que preserva la diversidad genética y conserva las especies en peligro de extinción.
10. Miracle Garden, Dubái
Adivina, adivinanza: ¿en qué zona del planeta se encuentra el mayor
jardín del mundo? Pues aunque parezca increíble este paraíso floral está
en el desierto, en Dubái. El Miracle Garden
abarca 72.000 metros cuadrados repletos de originales y coloridos
diseños realizados con flores: pirámides, corazones, iglús, estrellas,
camas de petunias en diferentes tonos, arcos de geranios rosas, pavos
reales que en vez de plumas tienen flores... Para lograr que las plantas
soporten las extremas temperaturas
de esta zona desértica se acondicionó el terreno y se protegió de los
vientos y la sequedad del ambiente a través del riego por goteo. Un
desafío contra las leyes de la naturaleza que cada año sorprende con
nuevos diseños florales. Se puede visitar desde octubre hasta finales de mayo (de junio a septiembre, cuando las temperaturas superan los 40ºC, está cerrado).
11. Jardines de Castel Gandolfo, Italia
El Papa Francisco
ha abierto al público, a partir del pasado 1 de marzo, los Jardines
pontificios de Castel Gandolfo, la residencia de verano de los papas,
según informa Radio Vaticana y recoge Efe y Ep. Las Villas Pontificias de Castelgandolfo es
un área de casi 55 hectáreas en los llamados Castillos Romanos, en la
provincia de Roma, que fue concedida a la Santa Sede con los Pactos
Lateranenses de 1929. Los Papas la han frecuentado desde la época de
Urbano VIII, en el siglo XVII. En el Jardín Barberini,
el más accesible y también el menos conocido, se pueden admirar
escenarios naturales y arqueológicos, desde el Jardín de la Magnolia,
hasta el camino de las Rosas, o el de las Hierbas aromáticas, así como
la Plaza de las Encinas o el Jardín del Belvedere. En este área surgía
también la Villa del Emperador Domiciano
que se asomaba al lago, de modo que quien visite este lugar también
podrá detenerse entre las ruinas del Teatro imperial. Asimismo, si el
visitante se asoma la Plaza Cuadrada o a los Jardines del Belvedere podrá ver la región del Lacio hasta el mar. Las reservas pueden hacerse a través de la página web de los Museos Vaticanos. La visita guiada, con una duración de dos horas, tiene un precio de entre 24 y 32 euros.
Fuente: ABC
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