lunes, 17 de marzo de 2014

Los mejores lugares de España para ver cerezos en flor

El buen tiempo acelera la floración de los cerezos. En el Jeret será la última semana de marzo. Pero hay otros destinos inolvidables


1. Valle del Jerte (Cáceres) 



¿Cuándo florecen los cerezos en el Jerte? Siempre es difícil de precisar, pero, si sigue el buen tiempo, se prevé que para la última semana de marzo y primera semana de abril haya floración, que suele durar unos 10 días. El avance del proceso puede verse día a día en esta página. Esta año, la fiesta del Cerezo en Flor, declarada de Interés Turístico Nacional, se celebrará el día 28, una jornada para la que «el valle ya estará florecido» si prosiguen las actuales condiciones meteorológicas. 

Los cerezos los encontraremos a un lado y otro de la carretera N-110, sobre todo entre Navaconcejo y Tornavacas. Recuerde que la floración es un fenómeno natural, y por tanto, variable en función de la temperatura o la lluvia. No hay un día ni una hora exacta para asistir al espectáculo, aunque el mejor momento suele llegar durante las dos últimas semanas de marzo y la primera de abril. Entonces, en apenas horas, la magia blanca envuelve el paisaje. 

La parte más alta del Valle suele ser la que tiene menos cerezos en flor. Un buen lugar para fotografiarlos y tocarlos puede ser la garganta de Becedas, un camino rural que se toma antes de salir de Tornavacas, salida sur. También hay rutas organizadas, por supuesto. El origen de esta fiesta nos lleva a los años 70, como una muestra de confraternización de once ayuntamientos de la zona. Hoy, es una cita multitudinaria. Basta seguir a los demás para orientearse a cielo abierto. Información sobre hoteles, casas rurales y apartamentos, aquí

2. Valle de las Caderechas, Burgos 



Las cerezas del valle de las Caderechas (Burgos) tienen un equilibro singular entre el dulzor y la acidez, o al menos eso aseguran quienes las han probado. Estamos al noroeste de la comarca de la Bureba, un lugar señalado por su microclima y por la vegetación. Se trata de una zona (re)conocida desde hace mucho tiempo por su fruta. En los documentos del siglo XI hallados en el Monasterio de San Salvador de Oña ya se citaban las manzanas y las cerezas.

La primavera de Caderechas es un lujo de colores, sobre todo cuando florecen los cerezos junto a Río Quintanilla, Hozabejas, Rucandio, Huéspeda, Madrid de las Caderechas, Ojeda, Herrera de Caderechas, Quintanaopio y Cantabrana, un circuito de arquitectura popular y natural. 

3. Quinta de los Molinos, Madrid: el pequeño Jerte 



No es muy conocido, incluso en Madrid. Pero es un apreciable (21,5 hectáreas) Parque Histórico y Bien de Interés Cultural. Tiene cinco puertas de acceso, aunque la entrada principal está en la calle de Alcalá, a la altura del 527 (Metro Suanzes), y cuenta con fuentes, albercas, estanques y dos molinos dotados de aeromotores para facilitar la red de riego y que dan nombre al parque: el Molino de la Casa del Reloj y el Molino de la Rosaleda de Palacio. 

También hay una gran cantidad de especies (olivos, pinos, eucaliptos), pero la estrella del parque son los almendros, que ya han florecido estos días, ofreciendo un fantástico espectáculo. 

Este jardín fue propiedad del conde de Torre Arias. En el año 1920 lo regaló al arquitecto alicantino César Cort Botí, profesor de Urbanismo en la Escuela de Arquitectura, quien construyó un jardín mediterráneo y un palacete de estilo renacentista. A su muerte, el parque quedó semiabandonado, hasta que a principios de los años 80 se cedió al Ayuntamiento de Madrid. 

4. El Hornillo, Ávila 



Al sur de Gredos y a espaldas de los picos Galayos se abre el Valle del Río Cantos, donde crecen más de 50.000 cerezos en unos pocos cientos de hectáreas. Los cerezos se plantaron a finales del siglo XIX, y aquella iniciativa cambió radicalmente la vida de sus habitantes, que pasaron de ser ganaderos a agricultores. En la zona se cultivan hoy más de cincuenta variedades de cerezas. Las rutas, de unas dos horas y media de duración, arrancan en el término municipal de El Hornillo. Es una zona evidentemente más pequeña que el Jerte, pero también más concentrada. Gredos Cultural (empresa con sede en Arenas de San Pedro) empezó el año pasado a ofrecer rutas organizadas entre los árboles. Aún no hay fecha, pero suelen ser en los primeros días de abril. 

5. Montaña de Alicante 



Los valles y pueblos de la montaña de Alicante son otro destino apetecible para asistir a la floración de los cerezos. Nuestro destino: La Vall d'Ebo y la Vall de Gallinera, municipios de la Marina Alta. Una posible ruta, de una hora de duración, nos llevaría a visitar el poblado morisco de L'Adzubieta y la nevera de Baix, y a la cueva del Rull, en de La Vall d’Ebo. Cada año suelen organizar un itinerario desde la Oficina de Turismo de Pego (966 40 08 43). Estos pueblos de la montaña de Alicante tienen el mayor relieve montañoso de la Comunidad Valenciana. Son suelos de alto contenido en carbonato cálcico y escasez de materia orgánica, un clima mediterráneo templado, con temperaturas frías y mayor número de precipitaciones que en el resto de la Comunidad. La floración también es un espectáculo en otros pueblos cercanos, como Alcalá de la Jovada. 

6. Bolea, en La Hoya de Huesca 



El 15 de junio se celebra este año la XV Feria de la Cereza en la localidad de Bolea, en la comarca aragonesa de La Hoya de Huesca, a 20 kilómetros de la capital de provincia. En estos campos se cultivan más de treinta variedades de cerezas y, en un día, pueden venderse unos 9.000 ó 10.000 kilos. En la zona se recogen cada año unos 400.000. Desde el punto de vista turístico, el principal anzuelo de esta villa es la Colegiata de Santa María de Bolea y su Retablo Mayor. La colegiata se construyó por Pedro de Irazábal entre 1541 y 1559. El edificio actual fue levantado sobre el antiguo templo románico del siglo XII, del que se conserva la cripta bajo el presbiterio, el muro de cabecera y la torre campanario. Durante la Feria de la Cereza se realizan visitas guiadas. A menos de diez kilómetros se halla el castillo de Loarre. 

7. Alfarnate, en Málaga 



En Alfarnate (Málaga), a escasos 30 kilómetros del mar y con una altitud de 925 metros, los campos de cerezos se convierten en esta época en un reclamo para cientos de vecinos y turistas que contemplan el denominado «Valle del Jerte malagueño». Esta pequeña localidad ha incrementado poco a poco el cultivo de cerezos y desde 2006 celebra en junio el Día de la Cereza, donde los visitantes además de degustar pueden adquirir este fruto y otros productos como como pan, dulces, hortalizas o aceite. 

8. Milagro, en Navarra 



Antes de saborear la famosa cereza «pinta» -dura, muy dulce y de color intenso- o la «redonda» de Milagro hay que recorrer sus campos para contemplar cómo las flores de los cerezos inundan la comarca regada por los ríos Ebro y Aragón. Milagro es la localidad Navarra con mayor potencial de producción de cerezas, casi 400.000 kilos anuales. En junio, época de cosecha, se celebra el «Día de la cereza» para degustar este exquisito fruto. Además, se organizan concursos de postres, ferias de artesanía, bailes de joteros riberos y se concede la cereza de oro. 

9. Serra, en Valencia 



En el entorno del Parque Natural de la Sierra Calderona (mapas y accesos, aquí) se encuentra la población valenciana de Serra. En el paisaje, pinares y pequeños campos de cerezos, junto a la carretera. Hace años esta localidad fue la capital de la cereza y, para seguir esa tradición, a finales de mayo o principio de junio se celebra la «Fiesta de la Cereza», la más antigua de España, en la que se reparten a los asistentes pequeñas cestas con la cereza autóctona de la zona. Sus cultivos son más testimoniales que productivos, pero nos recuerdan el encanto de las variedades antiguas de este rojo fruto. 

10. El Frasno (Zaragoza) y Albalate del Arzobispo (Teruel) 



El valle de los cerezos, en El Frasno, no tiene la magnitud del Jerte, desde luego. Sin embargo, es el cultivo principal de esta zona. La estampa espectacular, a mitad de camino entre Zaragoza y Calatayud, visible desde la A-2. Cerca está la comarca del Aranda, conocida por su industria del calzado. 

En 22 junio de 2013 se celebró en Albalate del Arzobispo la segunda edición de la «Feria de la Cereza» para promocionar la cereza de las Comarcas del Bajo Martín y Sierra de Arcos. Recetas, degustación de una amplia variedad de productos, talleres de cocina... Este año aún no está confirmado si se repetirá o no la experiencia (más información: 978 81 21 77). En cualquier caso, Albalate o las proximidades también son buenas zonas para sumergirse en el blanco de los cerezos. 

11. Corullón (León) 



Corullón es una de las zonas del Bierzo leonés que antes viste de blanco sus laderas y valles. Pese a que el comercio de la cereza es menor y la producción es para consumo propio, los cerezos de la comarca se han convertido en una gran atracción turística. No deje escapar la oportunidad y visite sus dos iglesias románicas: San Miguel y San Esteban; contemple el Castillo del siglo XIV y disfrute de uno de los panoramas más bellos del Bierzo desde el mirador sobre el valle del río Burbia. 

12. Mieza (Salamanca) 



Desde el espectacular mirador de La Code, en Mieza, se contempla la grandeza del paisaje de Las Arribes del Duero, pero este pueblo salmantino esconde en estas fechas un tesoro en su bancales: los cerezos en flor, que colorean los campos de un blanco intenso y despiertan la primavera. El Ayuntamiento de Mieza, el municipio de Las Arribes con mayor número de cerezos, organiza desde 1996 una ruta de senderismo que transita por los parajes plagados de flores de la zona. Este año se realizará el 30 de marzo (precio: 12 euros. Con autobús desde Salamanca: 20 euros). 

Fuente: ABC

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