jueves, 20 de marzo de 2014

Una semana de fuego, pasión y color en Castellón

Las fiestas de La Magdalena cambian la piel de la ciudad del 22 al 30 de marzo 



Las fiestas de La Magdalena, días de fervor, pasión, luz y colorido representan la excusa perfecta para visitar Castellón de la Plana, una ciudad de origen medieval con numerosos atractivos arquitectónicos y naturales. Es, más allá de una fiesta, una carta de presentación de la ciudad, una representación de sus tradiciones, de su cultura, en definitiva, de su identidad.

Las fiestas de La Magdalena se viven, con inconmensurable intensidad, en Castellón de la Plana. La tradición es severa y su rectitud con gusto se aplica en las festividades de La Magdalena, sin que ello represente impedimento para que cada año sean distintas. El pregón, al que acude gente engalanadas gentes de toda la provincia, abre las fiestas. 

No pueden faltar la luz y el diseño de les Gaiates, que como reza la sabiduría popular deben ser «un estallido de luz sin fuego ni humo» y así se perpetúa. Ingredientes imprescindibles son las mascletás, la música y los actos populares. 


Pero sobre todo y ante todo, se impone la romería como el acto central, el verdadero sentido, de los festejos. La Romería de les Canyes, la ida a la Magdalena que se celebra tradicionalmente el tercer domingo después de Cuaresma. Como rezan los oriundos, no hay castellonense o castellonera que se precia de tal que no haya hecho la romería, siguiendo el camino ritualizado ya desde antiguo. 

Ataviados con ropajes tradicionales -obligado portar la caña con la cinta verde, y lucir pañuelo al cuello- los romeros inician el ritual camino desde la Plaza Mayor, con el alma en vilo y el ánimo fuerte para afrontar la ascensión a la colina. En ella se conservan los vestigios de un primer asentamiento que se abandonó en el siglo XIII y de su blanca ermita. 


El visitante puede hacer coincidir fechas para no perderse esta tradición llena de fuerza y belleza, aunque sobran los motivos para dejarse sorprender por los encantos de la ciudad en cualquier momento del año. 

Qué visitar en Castellón 


El calendario debe otorgar a Castellón de la Plana el tiempo suficiente para su disfrute en plenitud. Bien lo merecen los tesoros arquitectónicos que la capital alberga, además de la rica y copiosa gastronomía castellonense y la generosa amabilidad de sus gentes. 

En Castellón todo está al alcance de la mano, el centro histórico, el Grau, los barrios más modernos... Además, la capital de la provincia tiene una envidiable vida cultural y una interesantísima oferta comercial. Su clima invita al paseo, al contacto directo con edificios, pero sobre todo con las personas que son sin duda el mayor patrimonio de la ciudad. 

La Concatedral de Santa María es una de las imágenes más representativas de la ciudad, dada su belleza y singularidad. El templo está edificado sobre los restos de una iglesia gótica del siglo XIII que, tras padecer un incendio y remodelación fue finalmente destruida durante la guerra, en el año 1936. Del templo original perduran tres accesos y algunos elementos ornamentales. Pese a que nada en sus orígenes parece apuntar este extremo, lo ojos no pueden dejar de ver ciertas reminiscencias árabes o incluso persas, que dotan de un encantador exotismo al conjunto. 

El cercano campanario de El Fadrí, llamado «el soltero» por estar separado de la Concatedral, es sin duda símbolo de la ciudad. De planta octogonal y construido bajos las directrices del portugués Damián Mendes, tiene en el repicar de tres de sus once campanas, la responsabilidad de dar las horas. 

Castellón cuenta con otros templos religiosos de gran interés, como son la Iglesia de la Purísima Sangre, la Iglesia de la Sagrada Familia, así como un elenco de patrimonio de carácter civil, como la Plaza Mayor, la Casa de los Caracoles, el Casino Antiguo o el Teatro Principal. Como complemento cultural, la ciudad cuenta con un centro de Arte Contemporáneo y un Museo Etnológico Municipal.

Fuente: ABC

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