viernes, 25 de julio de 2014

Bienvenidos a Mamá Georgia


No hablamos del estado norteamericano al que cantaba Ray Charles, sino del pequeño país ex soviético con vistas al mar Negro. Aquí nació Iósif Stalin, tienen el Mcdonald’s más apreciado de Foursquare, utilizan un alfabeto imposible y construyen rascacielos con norias en su interior. ¿Os parece muy contradictorio? No pasa nada, así es Georgia. Un país entre Asia y Europa, que combina un pasado soviético con sus raíces tradicionales. Cuatro países en uno.


1. Gente acogedora. Es algo que se acostumbra a decir a menudo, pero en el caso de los georgianos es cierto. Son gente extremadamente atenta, que te invitan a probar sus productos, cantar melodías populares con ellos o jugar a la pelota por la calle. Para ellos, el invitado es el más importante. 

2. Hermanos ibéricos. En la antigüedad se llamaba a los georgianos ibéricos, algo que desconcertaba mucho a los geógrafos antiguos. “Reino de Iberia” era como los romanos y griegos se referían a una parte del país caucásico. 

3. Parecidos razonables. Otra similitud con España está en el nombre actual: “Georgia” rinde homenaje al patrón del país, San Jorge. Este santo también es patrón de Aragón, Cataluña y las Islas Baleares, así como de Alcoy, Cáceres y Madrigueras en Albacete. 


4. Idioma imposible. El georgiano es una de las lenguas más difíciles de aprender y su alfabeto tampoco ayuda: todas las letras parecen nubes y corazones. Son famosos por sus grupos consonánticos, con palabras de hasta 5 consonantes seguidas (por ejemplo ‘mt͡sʼvrtnɛli’, que significa ‘entrenador’). Pero tranquilos: los georgianos son amantes de la gestualidad. 

5. Pasear por el futuro. Lo de Batumi es muy curioso. Esta localidad situada al oeste del país, es una explosión de rascacielos sorprendentes. La curiosa torre Alphabet o el hotel Radisson –que también es sede de una universidad- tiene una noria dentro del propio edificio. Para disfrutar entre clase y clase, suponemos. 


6. Norteamérica al revés. Otro edificio digno de visitar, también en Batumi, es la Casa Blanca invertida. En realidad se trata del White Restaurant, un local que juega con la geometría como si de Escher se tratara mientras sirve comida tradicional georgiana. 

7. Tbilisi es también una capital de contrastes. Sus barrios populares contrastan con un centro histórico cada vez más turístico, que conserva a la perfección edificios antiguos. La catedral de Sameba, con su cúpula dorada, es la tercera catedral ortodoxa más grande del mundo y la Catedral de Sioni nos traslada a pleno siglo V. 


8. Mama Georgia. Es un símbolo habitual de los países ex soviéticos: una estatua enorme, situada encima de una colina, que en el caso de Tbilisi es la Madre de Kartli. El simbolismo es claro: con una mano saluda a los amigos con un vaso de vino, y con la otra ahuyenta a los enemigos con una espada.

9. Vistas de pájaro. Para conocer la estatua de cerca, se puede coger un moderno teleférico hasta sus pies. Desde allí, se consiguen vistas impresionantes sobre toda la ciudad y la impresionante fortaleza Narikhala. 

10. Comprar pasaportes antiguos. Los puedes encontrar en los mercados de la capital, donde simpáticos vendedores ofrecen todo aquello que encuentran por ahí. Cámaras de fotos analógicas, discos antiguos y vasos de porcelana compiten con el producto estrella: los pin comunistas con la cara de Stalin. 

11. Jugar al dominó. Es otra de las pasiones secretas de los tbilisianos. Encontrarás grupos de personas jugando durante horas a este juego de mesa. Si miras a alguno de los participantes, te invitará a unirte a su particular fiesta. Aunque es un dominó con reglas propias que cuestan de entender, la experiencia vale la pena. 


12. Metro soviético. Los que hayan visitado Moscú lo verán enseguida: esas escaleras mecánicas infinitas, que van a una velocidad completamente desproporcionada y nos llevan hasta un submundo de estilo comunista, son reconocibles para el viajero soviético. 

13. Aguas termales. Los amantes de las termas también tienen su lugar en la capital georgiana. En encantador distrito de Abanotubani, con sus características edificaciones en forma de huevo, ofrecen baños públicos con vistas a la mezquita de la ciudad. 

14. Cuerdas con sabor. Se llaman Churchkhela y son de aquellos dulces que, en un principio, cuestan. Parecen unas salchichas bañadas en miel, pero en realidad son nueces o avellanas ensartadas en una cuerda y recubiertas con jugo de uva. Un dulce a prueba de dentaduras. 


15. Calorías perfectas. Los huevos revueltos llegan a un nuevo estado de perfección gracias al Khachapuri. Este pan relleno de queso no es sólo calórico, sino también maravilloso. Es uno de los platos más tradicionales y una pesadilla para los que tienen problemas de colesterol. ¿Otra opción? Los deliciosos dumplings gigantes conocidos como Khinkali. 

16. Artesanía en la carretera. Familias enteras se dedican a vender productos de todo tipo al lado de gasolineras o en pequeños descampados. Es habitual ir parando por la carretera para conseguir alimentos de gran calidad a precios muy razonables. 

17. Visitar a Stalin. Es uno de los destinos favoritos de los amantes de la historia. La ciudad de Gori fue el lugar de nacimiento del Presidente del Consejo de Ministros de la Unión Soviética, y hoy en día acoge el Museo Stalin. También se puede visitar la casa donde nació y el carruaje personal con el que viajaba. 


18. Playas negras. No lo llaman ‘Mar negro’ porque sí. Unos días calmado y sereno, este mar de arena oscura se enfurece en cuestión de segundos y sus olas llenan de miedo a los más aprensivos. Báñate con zapatos a prueba de piedras, ya que éstas están en toda la costa. 

19. Pueblos con encanto. Si quieres visitar localidades interesantes, la recomendación es ir hasta Kobuleti, un pequeño pueblo de playa con graciosas edificaciones –algunas recuerdan a la casa de American Horror Story- y mercados al aire libre. 


20. Apuntarse al supra. Es una de las mejores experiencias de todo el país. Los invitados se reúnen entorno a una mesa repleta de comida, y brindan por todo aquello que les llega al corazón. Entre lágrimas y abrazos, consiguen una catarsis que –más allá de la resaca del día siguiente- les hace sentir como nuevos.

21. Pedir deseos. En la colina de Tbilisi es habitual colgar nuestros deseos de los árboles. Esto es lo que hace la gente que visita el lugar, llenando de color y buenas intenciones las ramas más altas. Algo mucho más ecológico que los problemáticos candados de amor motivados por Moccia.


22. McDonalds de diseño. Volvemos a las locuras arquitectónicas de Batumi para señalar uno de los McDonalds más curiosos del mundo. Parece un invernadero de diseño, de paredes redondeadas envueltas por un impresionante jardín de flores. Si no te fijas bien, por la noche, podrías hasta pensar que es la cúpula del Louvre. 

23. Embriagarse con chacha. Aunque el vino es uno de los símbolos de Georgia –y en todo el país encontrarás vinos de muy buena calidad- el chacha es la verdadera estrella de la sobremesa. De intenso sabor, este aguardiente de 70 grados conocido como “vino de vodka” es tan querido que incluso hay una fuente en Batumi que, durante diez minutos al día, ofrece chacha gratuito.

Fuente: Traveler

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