viernes, 25 de julio de 2014

Frisia, la Holanda entre mareas


Dios creó casi todo el mundo. Holanda se la dejó a los holandeses; siguen en ello y aunque llevan bastante más de siete días, la verdad es que les está quedando hermoso. 



Frisia es una de las doce provincias de los Países Bajos en la que por supuesto podemos encontrar el medio ambiente domado característico de esta nación: polders, diques, molinos, canales…Tampoco faltan preciosas ciudades, ovejas, apacibles rutas en bicicleta, vacas, quesos y zuecos. 


Pero aparte de contar con una cultura e idioma propios, el frisón, que les diferencia del resto de Holanda; aquí descubrimos la mayor extensión de lagos interiores conectados de Europa, una oferta insuperable para los aficionados a los deportes acuáticos, bonitas playas, las Islas Frisias holandesas y el Parque Nacional del Mar de Wadden (compartido con Alemania y Dinamarca) declarado Patrimonio de la Humanidad en 2009 por la UNESCO, gracias a su fantástica biodiversidad. 


1. Texel. Entre mareas 



Terraza del restaurante Toren en la playa 29 junto al faro de Texel. Playas blancas donde pasear durante horas y no ver un alma; tan impresionantemente anchas, que apenas se ve el mar. 

Texel es la mayor y más visitada de las cinco islas Frisias holandesas: Texel, Vlieland, Terschelling, Ameland y Schiermonnikoog. El poco profundo mar de Wadden se alimenta en las mareas altas por las ricas aguas del mar del Norte. Cuando se retira, en las zonas entre mareas, todo se llena de vida y comienza el “wadlopen” (andar sobre el barro del mar), una curiosa actividad para los amantes del senderismo, las aves y los animales salvajes. ¡El gran espectáculo de la naturaleza holandesa! 

La biodiversidad, una buena oferta de ocio, el carácter relajado de los habitantes, los casi treinta kilómetros de costa y unas excelentes comunicaciones por ferry -que en apenas media hora nos lleva a Den Helder (en la Holanda continental)- hacen de Texel el principal destino turístico del resto de holandeses y de muchos alemanes. 


Ecomare es un museo, acuario y zoo marino, a la vez que un centro de información sobre la naturaleza, los animales y la influencia del hombre en el mar de Wadden y el mar del Norte. También es un refugio de animales enfermos de la zona. Está ubicado en el Parque Nacional de las Dunas de Texel, donde vive una colonia permanente de focas. 

Son tan ecológicos por estas tierras que hasta las ballenas echan una mano. Hace unos años, durante la disección por los empleados de Ecomare de una ballena que varó en un banco de arena cercano a la isla, encontraron 83 kilos de ámbar gris (de gran valor para la industria del perfume) en el recto del animal. Un tesoro de 500.000 euros, empleado en la ampliación y mejora de las instalaciones. ¡Eso es autofinanciación y lo demás tonterías! 


El cordero de Texel, superior en número a los 14.000 habitantes de la isla, está considerado una delicia en el mundo gastronómico por su carne tierna, jugosa y ligeramente salada. El secreto no es otro que la libertad, el aire marino y los pastos salobres en los que se alimenta. Pero aquí encontramos más peculiaridades autóctonas: todos los veranos se celebra la Round Texel Race (la mayor regata de catamaranes del mundo) y un festival de blues. Todo bien regado por la cerveza local, de nombre Texel (cómo no). 

2. Vlieland, dunas y bosques 



Me encanta esta isla virgen y serena, de apenas 1.100 habitantes, en la que no se admite introducir coche particulares. Todo el mundo sabe que la taxista se llama Paola y que la bicicleta es protagonista absoluta gracias a sus veintiséis kilómetros de carril bici. Vlieland –o Vlibiza, como la llaman por ser frecuentada por famosos- es la isla Wadden más alejada del continente. Posee un gran bosque, dunas, marismas, santuarios de aves y una mayor proporción de días de sol al año que la Holanda continental. Además de un pequeño pueblo (Oost-Vlieland) con numerosos edificios históricos, veinte kilómetros de amplias playas de arena, restaurantes, cafés con encanto y una oferta entre hoteles, casas, bungalows y campings de unas 6.500 plazas. Todo ello hace de este recóndito lugar el perfecto destino familiar o romántico para turistas tranquilos. ¡Abstenerse hiperactivos! 


El Vliehors Expres es un autobús con cuatro ruedas de tráiler cuyas cubiertas de caucho están rematadas por palabras troqueladas. Así, al transitar las pistas imprime poemas en la arena. Este vehículo trovador nos transporta al llamado Sahara del Norte, espectacular área de veinte kilómetros de costa, entre dunas y arenas blancas, en donde encontramos el Drenkelingenhuisje. Ubicado en mitad del fin del mundo, este antiguo refugio de náufragos en desuso desde 1953 es hoy día un hermoso lugar donde se celebran bodas, además de un singular museo de todo lo que aparece en la playa: desde una garrafa con cuatro siglos de antigüedad de la Compañía de las Indias Orientales, a dentaduras postizas y esqueletos de ballena. 

 
Abandonamos las islas Frisias camino de Harlingen en el ferry regular; un gigantesco barco con todas las comodidades. El viajero puede depositar cuanto equipaje quiera de forma gratuita en unos carros habilitados en el muelle. ¡No se preocupe, nadie le robará las maletas! Estas son cargadas en el barco por los operarios, que las descargan también a la llegada. La travesía de algo más de noventa minutos, cuesta unos veinte euros. 
 

3. Harlingen, la puerta al Mar de Wadden 



Las zonas de canales penetran profundamente por el centro de la ciudad. En la imagen, un grupo de turistas alemanes entrando en su barco de alquiler. Es otra opción habitual por estas tierras para desplazarse y alojarse al razonable precio (teniendo en cuenta que alberga hasta veinticuatro personas) de mil quinientos euros el fin de semana. ¡Cervezas no incluidas! 

Harlingen, puerto antiguo e histórico frecuentado por las tradicionales barcazas de vela holandesas, cuenta con astilleros y una importante flota pesquera. Además es el indiscutible centro neurálgico de esta ciudad de 15.000 habitantes y en verano se convierte en uno de los destinos más frecuentados de Holanda; entre otras razones porque alberga la terminal del ferry que comunica con las islas Terschelling y Vlieland. 


Situada al noroeste de Frisia continental, en la costa del Mar de Wadden (con lo que significa de reclamo para los visitantes), Harlingen también ofrece encantos especiales como pasear por sus muelles, contemplar numerosos edificios históricos y las espectaculares torres de sus iglesias, dormir en las alturas del faro (reformado en hotel con vista panorámica a la marina) o desplazarse a la cercana Franeker donde se encuentra elPlanetario enfuncionamiento más antiguo del mundo; el edificio es monumento nacional y entre relojes y otras joyas, alberga en el techo de la sala de estar de la casa, un modelo en movimiento con precisión del sistema solar construido entre 1774 y 1781. 

4. Leeuwarden, capital de Frisia 



Capital de Frisia, Capital Europea de la Cultura en 2018. Leeuwarden es una ciudad universitaria de unos 100.000 habitantes, animada vida nocturna, más de 500 monumentos, amplia oferta cultural, y principio y fin de la Elfstedentocht o Carrera de las Once Ciudades, un recorrido de 200 kilómetros entre canales helados y la mayor competición de patinaje sobre hielo del mundo. Sólo se celebra en los inviernos más duros. 

En la imagen superior se muestra una panorámica desde la torre Oldehove, construida entre 1529 y 1533: principal icono de la villa. Es la torre más famosa de Holanda por estar aún más inclinada que la de Pisa. El proyecto que inicialmente incluía elevarse hasta los ciento veinte metros se torció desde el principio por lo que obviamente no llegó a completarse. Muy recomendable subir los 183 escalones que nos llevan hasta arriba desde donde contemplamos sobre unos 40 metros de altura, estas magníficas vistas. 

El centro histórico ofrece a los visitantes unas 450 habitaciones. De entre todos los alojamientos el más famoso sigue siendo el Hotel Post Plaza, establecimiento de referencia para reuniones y congresos. Además, la zona antigua es un espacio ideal para contemplar lo que nos rodea: una mezcla en equilibrio entre edificios tradicionales y el estilo de vida moderno de sus gentes. Si deseas ir de compras, encontrarás todo en la bulliciosa Kleine Kerkstraat: una calle con mucho encanto. 


Margaretha Geertruida Zelle, la agente H-21, mundialmente conocida como Mata Hari y la espía más recordada de la historia, nació en Leeuwarden en 1876, siendo fusilada en Francia en 1917, a finales de la Primera Guerra Mundial. 

Pasiones, bailes exóticos, misterio y fantasías para una vida de leyenda llena de amantes. ElFries Museum (museo más importante de la provincia), está dedicado a la preservación de la cultura frisona, e incluye una sala destinada a la vida de tan seductor personaje. Es un hecho probado que Margaretha, lanzó un beso de despedida a sus verdugos y que de los 12 soldados que constituían el pelotón de fusilamiento, sólo acertaron cuatro el disparo. ¡Genio y figura hasta el final! 

5. Workum, por canales 



Workum es una pequeña ciudad de 4.000 habitantes del sudoeste frisio. Su calle principal perfilada por edificios señoriales, acaba en la iglesia de Santa Gertrudis del siglo XV. Aunque no se encuentra en la costa, tiene una historia relevante de comercio marítimo gracias al canal “It Soal”, por donde navega el velero de la fotografía, que conecta directamente la villa con el antiguo mar del Sur, entrante poco profundo del mar del Norte. Tras la construcción en 1932 del colosal dique -será por consonantes-Afsluitdijkel de 32 kilómetros de largo, ahora es elgran lago artificial de Ijsselmeer. 

Se calcula que el 20% de la población holandesa navega. Este tipo de turismo es uno de los principales en Frisia, dado que cuenta con miles de kilómetros practicables en su desarrollada red de canales y grandes lagos. Infinidad de amarres gratuitos, barcos con patrón y camarotes, botes con o sin camarote que se pueden alquilar sin licencia


Los quesos holandeses son muy valorados y más si los puedo paladear en la visita a la fábrica de quesos de Workum. De Nylander, granja dedicada a a la producción ecológica de todo tipo de variedades del Gouda, tienen una cabaña de 240 vacas Jersey. Cada ejemplar produce la barbaridad de unos 6.000 litros anuales. ¡La leche! La alimentación del ganado (heno en invierno y hierba el resto del año), el ejercicio en los grandes pastos y una elaboración tradicional, hacen de este queso (otro icono holandés), uno de esos sabores que conquista el mundo. 

6. Hindeloopen, kytesurferos 



La hermosa marina a donde llegan en barco, el viento y la playa en el IJsselmeer (autentico mar interior holandés), perfecta para la práctica del kytesurf, convierten a la pintoresca ciudad de Hindeloopen de mil habitantes, en destino habitual de alemanes y turismo deportivo. Sin olvidar sus puentes de madera, fachadas típicas de casitas de muñecas y el Schaatsmuseum, museo de patinaje sobre hielo. 

Entre verdes pastos con aromas de sosiego, un mar de bicicletas, barcos, canales tranquilos, grandes lagos, ciudades y pueblos, Frisia es una delicia cercana en donde perderse. Siempre que no nombres a Iniesta o al Duque de Alba… ¿he hablado de la simpatía y amabilidad de sus gentes? ¡Bienvenidos al Norte!

Fuente: Cadena SER

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