jueves, 31 de julio de 2014

Estocolmo sorprende: 8 pistas para comprobarlo

Desde el Museo Abba al casco histórico. Razones para poner rumbo al norte antes de que venga el frío


1. Gamla Stan 



La parte más antigua de la ciudad ocupa toda la extensión de una pequeña isla situada entre el lago Malaren y el Báltico. El trazado tortuoso de su calles hay que buscarlo en la Edad Media, en el siglo XIII, cuando se fundó la ciudad para proteger de saqueadores de las poblaciones que había en las orillas del lago. En la isla, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, conviven casas de comerciantes y burgueses, palacios de la nobleza, la catedral y el Palacio Real. El atardecer es el mejor momento para pasear por Gamla Stan, cuando el sol acaricia las viejas casas y se puede presenciar con tranquilidad el cambio de guardia en el Palacio. 

2. Riddarholmen 



Esta pequeña isla esconde uno de los rincones más hermosos del Estocolmo monumental. La isla, pegada a Gamla Stan, esconde una plaza triangular cerrada por una gran iglesia, que no es tal, sino el panteón de los reyes de Suecia. Al fondo de la isla hay una terraza al nivel del agua donde se disfrutan de las mejores vistas sobre el Ayuntamiento de Estocolmo.

3. Stadshuset - Ayuntamiento 



Su esbelta torre a orillas del lago es el icono más reconocible de Estocolmo. Construido en 1923 en estilo veneciano, su hall principal acoge cada 10 de diciembre la cena de gala de los Premios Nobel, que se entregan en el Stockholm Konserthuset. El espacio más monumental es la Sala Dorada, cubierta con 18.5 millones de mosaicos con alegorías de Estocolmo y la historia de Suecia. La visita culmina con el ascenso a la torre, desde donde se divisa toda la ciudad. 

4. Moderna Museet - Skeppsholmen 



Ajeno al ajetreo de la ciudad, el islote de Skeppsholmen es una de las joyas escondidas de Estocolmo, el lugar idóneo para pasear por la orilla donde atracadas pequeñas embarcaciones de recreo y unas cuantas casas-barco con mucha historia. El interior de esta arbolada isla contiene algunos museos, el más interesante de ellos es el Moderna Museet, que posee la mejor colección de arte del siglo del siglo XX, incluyendo una sección de arte escandinavo y un programa de exposiciones temporales de artistas contemporáneo de primer orden. 
 

5. Djurgarden 



Hay dos maneras de descubrir esta enorme isla-parque en la que se encuentran los museos favoritos de los más pequeños: a bordo de un barco o en bicicleta. Los barcos que hacen el tour salen del embarcadero de Strömkajen para dar la vuelta completa a la isla, atravesando un estrecho y romántico canal que exuda naturaleza y aire puro por los cuatro costados. 

Las bicis se pueden alquilar en uno de los embarcaderos que hay en la cara este de la isla, a los que se puede llegar en un barco turístico que funciona de mayo a septiembre y el resto del año en autobús. 

6. Skansen, el museo de las familias 



Inaugurado en 1891 en la isla de Djurgarden, Skansen es, además de una de las instituciones culturales y de ocio más antiguas de la ciudad, el museo favorito de los niños. Se trata de una Suecia concentrada, ya que reúne en un parque cerrado más de 150 muestras de arquitectura tradicional de las regiones del país. En cada una de estas edificaciones unos actores interpretan para los visitantes la vida tal y como era en el pasado. 

Skansen contiene también un zoológico de animales nórdicos y es el escenario de mercados de artesanía y espectáculos folclóricos. 

7. Abba Museum 



Prácticamente enfrente de Skansen está el Abba Museum, un lugar hecho a medida de los millones de fans del grupo sueco por excelencia. Inaugurado en 2013, las salas contienen la más importante colección de objetos y parafernalia del grupo del mundo, pero lo más solicitado del museo son las atracciones interactivas que convierten al visitante en estrella del «Europop» por unos minutos. 

8. Vasa Museum 



Sin lugar a dudas, uno de los museos más espectaculares del mundo. En el Vasa Museum se puede admirar entero y en perfecto estado de conservación el Vasa, un imponente barco de guerra construido en el siglo XVII. El Vasa, orgullo del Rey Gustavo II, se hundió el día de su botadura en 1628, 20 minutos después de su botadura. Un mal cálculo de las dimensiones hizo que bastara un poco de viento para que volcara. Los intentos de ocultar a la historia el episodio imponiendo una fuerte censura sobre el hecho fueron en vano, ya que un investigador encontró el barco 333 años después y en perfecto estado de conservación gracias a la escasa salinidad de las aguas del mar Báltico. 

Fuente: ABC

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